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Austria - 4ª parte
os textos más antiguos en suelo austríaco son antologías religiosas recopiladas en conventos en el siglo XII. Paralelamente a la poesía religiosa se cultivó el género cortesano y caballeresco, como la Leyenda de los Nibelungos. La Corte imperial fomentó extraordinariamente las artes escénicas, tanto el drama religioso, los misterios, el ballet o la ópera, como especialmente el género cómico y la célebre opereta, inspirados en la vida popular vienesa.
Los autores cómicos F. Raimund y J. Nestroy son actualmente los más representados en lengua alemana. La Escuela Romántica (Franz Grillparzer) refundió el drama clásico con elementos formales del Barroco austríaco y español y con la tradición popular. También en el Barroco se cultivó la poesía épica y la novela social. Nikolaus Lenov incorporó temas de los otros pueblos que componían el Imperio austrohúngaro. A finales del siglo XIX, la llamada Secession significó un desdoblamiento entre la recuperación y reinterpretación de la tradición (von Hofmammstahl) y la experimentación y ruptura, influida por las teorías del psicoanálisis freudiano: A. Schnitzler «inventó» el monólogo interior y la narrativa de Vicky Baum preludió a los grandes novelistas que interpretaron la disolución del imperio: Robert Musil y Joseph Roth. Desde Praga, R. Mª Rilke en poesía y Kafka en narrativa habían renovado las letras austríacas.El final de la Primera Guerra Mundial supuso el inicio de una verdadera literatura nacional; Karl Kraus y su revista Die Fackel educaron una nueva conciencia lingüística. Tras la Segunda Guerra Mundial se incorporaron reflexiones sobre el poder del estado, las masas, la alienación, tanto en novelas autobiográficas (E. Canetti) como en teatro experimental (Peter Handke). Algunos autores, especialmente mujeres (Elfriede Jelinek), aportaron temas más actuales, como el mundo obrero, la mujer o la infancia. El llamado Grupo Vienés (G. Rühm, K. Bayer, E. Jandl y otros) confirmó la línea de experimentación y juegos lingüísticos, apoyados en la filosofía de Wittgenstein.
La obra de arte más antigua en Austria tiene 30 000 años; se trata de una escultura redonda tallada como ídolo de la fertilidad por cazadores paleolíticos y conocida por Venus de Willendorf. Los pueblos celtas también dejaron su testimonio artístico, sobre todo en trabajos en cerámica y bronce (culturas de Hallstatt y La Tenè). La asimilación al Imperio romano aportó influencias mediterráneas en las formas de vida y la vivienda: se introdujeron la construcción en piedra, el arco y la bóveda, la plástica figurativa y las pinturas y mosaicos naturales.Las invasiones bárbaras no acabaron con la cristianización, cubriéndose Austria de iglesias y monasterios, en los cuales se trabajó la iluminación y la miniatura (Evangeliano de Cutperch), así como la orfebrería (Cáliz de Tassilo). La Edad Media significó la total identificación del arte con la religión cristiana. En tiempos de los Babenberg se extendió el Románico en catedrales y monasterios, para cuya decoración se recuperó la escultura en pórticos y ábsides. Frescos murales decoran los interiores de las iglesias (catedral de Gurk). Merecida fama tuvo la escuela de iluminación de libros de Salzburgo. El arte también prestó su servicio a la política, glorificando con opulentos tesoros e insignias la grandeza del Sacro Imperio. Desde la entronización de los Habsburgo y hasta el siglo XV se impuso el estilo gótico, primero con influencias italianas pero definitivamente impuesto por los monjes cistercienses franceses. El gótico buscaba plasmar en la geometría de los edificios las ideas trascendentes de la religión. En Austria es característico que todas las naves de las iglesias estén a la misma altura (catedral de San Esteban en Viena).
La escultura gótica no se apoyaba en elementos arquitectónicos, sino que era completamente libre; alcanzó su máxima elegancia en la representación de Madonas en el llamado Estilo Suave (Virgen hermosa de Krumav). La plástica culminó en las vidrieras con figuras de santos y en retablos magníficos donde se unieron la talla en madera y la pintura en tablas. Entre el gótico y el Barroco se extendieron cien años de influencias del Renacimiento italiano, propiciados por la atracción que ejercía la corte de Maximiliano I sobre sabios y artistas. En su primera mitad, el Renacimiento austríaco estuvo dominado por la pintura y la escultura. La Escuela Danubiana cultivó el paisajismo como decorado de escenas religiosas (altar de San Florián).El avance del protestantismo, opuesto a las representaciones figurativas, decantó el gusto hacia la arquitectura y la artesanía. Los nobles protestantes adinerados construyeron palacios urbanos decorados «a la manera italiana», reflejando el acervo humanista. La decoración manierisk se acercó a la fantasía surrealista. El fin del peligro turco supuso el autorreconocimiento como potencia de Austria, lo que se reflejó en el fastuoso arte barroco, estilo en que se construyeron magníficos palacios cuyas paredes y techos estaban completamente decorados por pinturas al fresco. El Barroco tardío o Teresiano alcanzó el máximo refinamiento con influencias del rococó alemán. La transición del siglo XVIII al XIX se concretó en la búsqueda de mayor sobriedad y sutileza intelectual, acorde a la nueva era de prosperidad burguesa. Los estilos artísticos que recogió este nuevo espíritu fueron el clasicismo y el Biedermeier. La segunda mitad del siglo XIX es conocida como Período de los Fundadores.
El Imperio se organizó como un estado moderno y potente, básicamente en Viena. A inicios del siglo XX se produjo la Secession, que supuso el final del historicismo y una revolución estética modernista. Se buscaba la obra de arte coherente, la armonía completa de arquitectura y decoración interior. La arquitectura moderna pretende hacer edificios y ciudades más habitables, recogiendo principios ecológicos. La pintura austríaca del siglo XX no recibió influencias del impresionismo francés, ydesde su inicio el expresionismo y surrealismo fueron extraordinarios (O. Kokoschka, A. Kubin), teniendo continuidad tras la Segunda Guerra Mundial en el estilo informal y en la escuela vienesa de Realismo Fantástico.Desde antiguo, Viena tiene fama de ser la ciudad de la música. La corte vienesa hizo de su Ópera Nacional el centro musical más importante de su tiempo, y en ella estrenaron todos los autores austríacos, por nacimiento o adopción: Gluk, Mozart,Beethoven, Wagner, Machles, Strauss, Chopin. La música sinfónica también tuvo en Viena su capital a finales del siglo XVIII, en el llamado clasicismo vienés.Además de los ya citados, Shubert y Hayden transmitieron su legado a los postrománicos y al gran revolucionario del siglo XX, Arnold Schönberg, con su teoría dodecafónica.En la actualidad, Viena sigue siendo un centro musical de primera magnitud gracias al cuidado de instituciones como los Niños Cantores, las escuelas de música y los festivales, y a saber atraer a las primeras figuras para dirigirlos: Von Karajan, L. Berstein o Lorin Maazel, pudiendo así unir vanguardismo y tradición.
En Austria es mucho más importante la producción de películas documentales y experimentales que las de cine comercial. Éste ha conseguido un pequeño desarrollo en los últimos años gracias al apoyo de entidades públicas y a su integración en los circuitos europeos.Pese a que apenas se producen doce películas al año, Austria ha dado algunos actores célebres (Romy Schneider, Senta Berger) y algún autor prestigioso (Axel Corti). La Viennale, festival anual de cine, lucha por tener un hueco en la cinematografía europea.